Menu
#YaNoMeCallo

#YaNoMeCallo

By In Sin categoría On 4 julio, 2019


 

Pocas veces me enfado. Casi nunca. No me enfado ni cuando me lo piden. Bueno, cuando me lo piden sí, aunque es algo que me cuesta mucho y que no suele salir a la primera. Pero no escribo este artículo para plantearnos si soy o no un actor de mierda, hoy sólo quiero contaros que estoy hasta los cojones. Y es que Renfe Todopoderoso sí ha conseguido enfadarme. La reclamación que he puesto dice así:

«Viajar en la plaza H, sentadito en tu silla de ruedas, y cansarte. Muchas horas en la misma postura. Querer sentarte en el asiento de tu acompañante y que no te dejen, por si pasa algo. Por si te caes. No tienen permiso para ayudarte a cambiar de sitio, ni dan permiso al acompañante para que lo haga él. Dicen que no pueden responsabilizarse y que las normas son las normas. Las normas no siempre están bien y es muy fuerte que por tener una discapacidad tengas que ir incómodo. Los demás se levantan, se dan un paseito, estiran las piernas… ¿Qué puede hacer una persona con movilidad reducida? Si yo decido levantarme de la silla, ¿a qué viene eso de responsabilizarse? Mis decisiones son mías y de nadie más. Y no, no me caigo. Y si me caigo, no me rompo. Y si me rompo, los «responsables», más que por mí, se preocuparán por la que les puede caer a ellos. Egoísmo vestido de buenismo. Y a mí me duelen todos los huesos. Qué bonito»

¿Qué os parece? Vergonzoso, ¿verdad? Y lo peor es que esto no es sólo cosa de Renfe, Renfe sólo ha sido la gota que ha colmado el vaso. Ya no me callo. La putas normas de seguridad hacen más mal que bien. Pero así están pensadas (con el culo) y hay que cumplirlas. ¿Hay que cumplirlas? Qué cobardes somos. Pensemos ahora con la cabeza, ¿qué te puede pasar por dejar que un cliente se levante de su silla? ¿Te van a llevar a la cárcel? Sería ridículo. Absurdo y muy gracioso a su vez. Estamos tontos. Me pregunto qué dirán al minusválido que necesite ir al baño. ¿Le dirán que no? “Cáguese en la silla, señor. ¿Quiere auriculares? ¿Periódico?”. Minusválidos sois vosotros, imbéciles.

Lo siento, Renfe, os ha tocado. Y sólo sois la gota que ha colmado el vaso. Algo parecido me sucedió cuando fui a ver el musical de ‘Sonrisas y lágrimas’ en Pamplona. El sitio para la silla de ruedas estaba (y lo seguirá estando) muy lejos del escenario, por lo que mis tíos pidieron que me pusieran más adelante. Espacio suficiente en el pasillo ya había, pero no era tan accesible como debería. Vimos la posibilidad de acercarnos y lo comentamos. Había unos pequeños escalones que quedarían en nada con la ayuda de los acomodadores. Pues no, nos dijeron que ellos no me iban a mover. “Nosotros no nos responsabilizamos, porque si pasa cualquier cosa…”. Y ahí permanecieron mirando cómo bajábamos bajo nuestra responsabilidad.

Que me den un papelito para firmar y asegurarnos todos así de que si me parto la nariz no les voy a denunciar, pero que no me toquen las pelotas, que las tengo más que hinchadas. ¡Qué manía con eso de que algo va a pasar! ¿Qué hago, me quedo en casa y os dejo en paz? ¡Jamás! Seguiré quejándome, viajando y yendo al teatro, ya sea de público o a actuar. ¡Adaptadnos también los escenarios, joder! No hay tiempo que perder.

Telmo Irureta.


Leave a comment